Ocurrió en Laferrere. La víctima es jefe de seguridad de una empresa, padre de dos hijas, tardaron un día en identificarlo porque se encontraba sin documento, hoy esta luchando por su vida.
Alfredo Costanzo de 58 años tiene una hora de viaje desde su casa, en Gregorio de Laferrere, hasta su trabajo como jefe de seguridad de una empresa en Martínez. Este viernes regresó y decidió detenerse con su auto particular, para comprar algo para comer en una panadería de la calle Da Vinci, a metros de la ruta 3. Estaba haciendo fila en la vereda cuando quedó en medio de una disputa entre bandas que lanzaron una ráfaga de disparos: una bala le entró por la nuca y ahora lucha por su vida.
La víctima fue trasladada en un patrullero al Hospital Simplemente Evita, adonde permanece internado en grave estado, en terapia intensiva. También fue herido otro hombre identificado como Francisco Eduardo Delgado de 49 años, aunque recibió el alta y pudo regresar a su casa.
El origen de lo que pasó este viernes, a las ocho de la noche, todavía no está claro para los investigadores, pero en principio se trató de una pelea entre bandas en La Matanza, un distrito sacudido por la violencia criminal de las últimas semanas.
La Policía busca a uno de los sospechosos, conocido por el apodo de «Nico del pool«, de La Banda de Las Casitas, por el barrio ubicado en las inmediaciones, en González Catán.
Costanzo quedó en el medio de los disparos y no tuvo nada que ver con el hecho. Su familia lanzó una cadena de oración en las redes sociales.
«Papá te amo con toda mi alma y voy a hacer todo lo que esté a mi alcance y más para hacer justicia. Sos mi pilar, papá, y te amo como a nadie, yo sé que podés, mi gordito. Yo sé que podés, sos mi mejor amigo, no me sueltes la mano, mi vida. Porque sos una de las personas que me impulsan a seguir adelante«, le escribió su hija Belén en Facebook.
La joven tiene 23 años y su hermana Nicole, 20. Recién al día siguiente se enteraron de lo que pasó, porque como su papá estaba sin documentos tardaron en identificarlo.
«Le mandé un audio a las ocho de la noche del viernes, no recibí respuesta y supuse que estaba descansando. A la mañana siguiente empecé a preocuparme porque no me contestaba, Supuse que había salido a caminar, pero tuve un mal presentimiento», dijo belén.
La mujer llamó a su tío, que vive en el mismo terreno, pero en el fondo, quien fue a ver si Alfredo dormía. No estaban ni él ni su auto. Cuando la joven volvió de trabajar, se bajó del colectivo en Da Vinci y ruta 3. Su casa está a cinco cuadras, pero suele tomar un remís. «La inseguridad es terrible, todos los fines de semana matan a alguien», explica.
Como no consiguió viaje, Belén siguió caminando y encontró el auto de su padre frente a un negocio. «Mirá que este auto está desde que abrimos el local a la mañana temprano«, le advirtió un comerciante.
Entonces siguió preguntando y le contaron que el viernes se había registrado «un enfrentamiento con personas inocentes afectadas«. Un hombre le mencionó que la víctima que había recibido el tiro en la cabeza vestía «camisa cuadrillé, bermuda negra y zapatillas negras«. Ahí supo que se trataba de su padre.
«Me arruinaron la vida, estoy desarmada. Mi papá es un hombre trabajador, iba hasta el fin del mundo a trabajar para tener un plato de comida en casa. Me dispararon a mí también», agrega entre lágrimas.
El parte médico indicó una leve mejoría en el estado de salud de Costanzo, que continuaba grave, pero estable, con la bala estancada en lado derecho del cerebro y que no llegó a afectarle la parte motriz.
«Le sacaron la anestesia de a poco, quieren que se despierte. Empezó a mover las manos, las piernas, da la impresión de que escucha, se le habla y aprieta la mano», concluye la hija del Vigilador, con los mismos sentimientos de dolor de las víctimas que, a diario, sufren episodios de inseguridad en esta populosa zona del conurbano bonaerense.
El caso es investigado por la fiscal Belén Casal Gatto, quien este lunes tiene previsto tomarle declaración testimonial a Delgado. Intervino la Comisaría Distrital Sur 2da. de González Catán.
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