La pandemia significó un duro golpe para las empresas. Sin importar el tamaño, muchas tuvieron que cerrar oficinas, comercios y fábricas y darle de baja al servicio de alarma y monitoreo que tenían en esos inmuebles.
Dos años después, el regreso a cierta normalidad le abre una nueva oportunidad a la gran cantidad de compañías de Seguridad Privada que hay en el país.
«Para este año esperamos crecer un 5% en alarmas pero pensamos duplicar nuestro volumen de negocios en el sector corporativo. Nuestro énfasis se encuentra en ese segmento porque entendemos que es donde hay más oportunidades», le explica Eduardo Kbal, gerente general de United Securities Services, mejor conocido en el mercado como USS.
Datos extraoficiales indican que hay 1,1 millón de abonados de alarmas monitoreadas en todo el país. De ese total, unos 450.000 son comercios y empresas. Sólo en ese nicho hay 150.000 clientes potenciales, sin contar lugares como consultorios, pequeñas oficinas o depósitos que aún no tienen servicio de seguridad.
Algo más de 500.000 abonados pertenecen al segmento residencial, un negocio que también tiene mucho por explotar. «Si bien los barrios privados tienen seguridad en el perímetro, todavía son pocas las casas del lugar que tienen alarmas. Allí hay que trabajar también», agrega el ejecutivo de USS, una compañía que tiene ingresos de $500 millones anuales y compite contra empresas como la española Prosegur, la estadounidense ADT y la argentina Sialar, en un mercado que está muy atomizado.
Para comprender el potencial del negocio en Argentina sólo hay que revelar un dato estadístico. Mientras en Estados Unidos las alarmas monitoreadas están en el 22% de los hogares, en el país esa cobertura sólo alcanza el 5 por ciento.
En la actualidad, un abono para tener una alarma monitoreada y videovigilancia parte desde los 3.800 pesos mensuales.
USS, con 25 años en el mercado, cuenta con algo más de 15.000 clientes, de los cuales el 70% es del rubro residencial y el resto se reparten entre comercios, bancos, sanatorios, municipios y centrales nucleares.
Kbal explica que la gran mayoría de los productos que venden son importados aunque en el país se fabrican algunos sensores y alarmas anti intrusión. El ejecutivo asegura que intentan stockearse lo más posible para que la problemática que, a veces, implica la importación no les juegue una mala pasada.
El análisis geoespacial junto a la Inteligencia Artificial (IA) está transformando para siempre la gestión de activos en todas las industrias. Convierten las imágenes y datos en inteligencia para acciones precisas. «Mediante drones hoy se pueden capturar datos y realizar hallazgos que hacen a la seguridad. Por ejemplo, se puede identificar una pérdida de gas o un desperfecto en una plataforma petrolera», indica el ejecutivo.
Desde 2012, la filial Drones Services by USS realiza trabajos para industrias como la agricultura, construcción, energía, minería y oil & gas.
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