“Cuando vi que el fuego venía, pensé en mi familia y dije: ‘No puedo morir acá’ y rompí el vidrio” relató «Alexis Leguizamón» el Vigilador de 23 años.
Estaba en la sede de Central, en la parte de abajo, con el celular. Y vi un bulto que se acerca, cuando amaga a tirar una piedra, trato de meterme abajo del escritorio. Sentí que tenía mojada una parte del pantalón, era la nafta que habían tirado. Y empecé a sentir el fuego. Miré para arriba y pensé: ‘O salgo o me muero acá adentro’. Entonces encaré el fuego y con la mano derecha rompí el vidrio y pude salir… Si me quedaba adentro me moría”.
El recuerdo es Alexis Leguizamón, de 23 años, que revivió lo que sucedió en de la madrugada del jueves mientras cumplía su trabajo como Vigilador de la sede de Rosario Central cuando cerca de las 3 de la mañana todo cambió. El fuego le dejó “quemaduras de segundo grado y que van a costar cicatrizar” en ambas manos, en su cara y algunas partes del cuerpo, donde el daño fue menor.
Un impactante vídeo, que pronto se hizo viral, fue tomado de una de las cámaras de seguridad de la zona y muestra cómo Alexis camina prendido fuego y pide ayuda, la que encontró en dos jóvenes que llamaron a una ambulancia. Fue trasladado al Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) al que llegó “estable y lúcido”, informó a los medios locales Andrea Becherucci, subdirectora del establecimiento médico donde recibió las primeras atenciones y luego fue derivado a un sanatorio especializado en quemaduras.
Ver vídeo del atentado:
“Estoy vivo de milagro”, aseguró el Vigilador y lamentó porque “me arruinaron las manos. Y al dirigirse a los agresores sentenció: “Dejen de joder con la violencia”.
Hacía tres meses que Alexis había comenzado a trabajar en la empresa de Seguridad Privada Vulcano y cumplió un mes como Vigilador nocturno en el ingreso a la sede canalla, en calle Mitre. “Estaba feliz por haber conseguido este trabajo, sabía que podía correr riesgos por disturbios, pero nunca pensé que alguien podría venir a incendiar un lugar donde hay una persona, es lo último que podía imaginar”, reveló desde su internación.
“Ingresó derivado del Hospital de Emergencias Clemente Álvarez por quemaduras en rostro y ambas manos. El tipo de quemaduras que tiene es de segundo grado, es decir, intermedia. Por el momento, hay que esperar la evolución que tengan ya que dentro de los 7 a 10 días las quemaduras pueden evolucionar hacia la profundización y será necesario un tratamiento quirúrgico. Esto hace que la internación en este tipo de pacientes sean largas y estimamos que se quedará unos 15 días”, detalló Mariano Mayor, médico cirujano responsable del sector Quemados del Sanatorio Británico, donde fue derivado.
El cirujano explicó que las quemaduras de Alexis son “graves por la localización no tanto por el compromiso general que él pueda tener” y aclaró que el mayor compromiso está en la mano derecha que además de las quemaduras “presenta traumatismos y algunos cortes, según él producidos por vidrios. Son importantes en cuanto a la evolución posterior por la posibilidad de secuelas funcionales que pueden llegar a impedirle la vida cotidiana como comer, peinarse, escribir, etcétera”.
Sobre las lesiones en rostro, agregó que “son más superficiales y están evolucionando favorablemente. No van a necesitar de tratamiento quirúrgico, pero habrá que esperar para ver la secuela que en este caso será de tipo estética y no funcional al no haber quemaduras profundas”.
Con respecto a la posibilidad quirúrgica en las manos y rostro, sostuvo que “en caso de que se profundizan las lesiones será todo un desafío realizar una reconstructiva porque depende mucho de la calidad y del tipo de cicatrización que tenga el paciente y por haber gran cantidad de articulaciones como las de las manos”.
El crudo relato
“Siento mucha tristeza porque pensé que me iba a morir. No puedo creer porque desde adentro pensé que que no iba a tener chances de salir. No sé cómo hice para atravesar las llamas. Dije: ‘De acá no salgo’, entonces pensé en toda mi familia, rompí el vidrio y me metí en medio de las llamas sin saber lo que estaba haciendo”, reveló.
Tras el ataque comenzó otra odisea: “Corrí una cuadra y media pidiendo auxilio. Me crucé a dos personas que no me ayudaron, hasta que se acercaron dos chicos. Tuve miedo porque por un momento pensé que eran los mismo que habían iniciado el fuego. Pero me ayudaron un montón: llamaron a la policía, a los bomberos, a la ambulancia”.
El joven hombre explicó que nada tiene que ver con los clubes rosarinos Newell’s ni Rosario Central. ”No soy simpatizante de ninguno de los dos equipos, yo caí en la volteada”, lamentó.
Enterado de la situación, el vicepresidente primero de Central, Ricardo Carloni, le ofreció trabajo en el club, no aceptó: “No volvería a trabajar en ningún club”, aseguró.
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